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domingo, 9 de febrero de 2014
9 de Febrero de 1995 Zedillo trata de capturar a Marcos. Al tiempo que pretende negociar la paz, lanza una ofensiva contra el EZLN.
En medio de la crisis económica que empobrece al país, el gobierno del presidente Zedillo lanza una ofensiva contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional EZLN, al mismo tiempo que pretende iniciar negociaciones de paz con los alzados en Chiapas.
Da a conocer la identidad del Sub Comandante Marcos como Sebastián Guillén, académico universitario de origen tamaulipeco. Asimismo, gira órdenes de aprehensión contra el Sub Comandante Marcos, Javier Elorriaga, Jorge Santiago y otros presuntos líderes zapatistas. La represión llega hasta el obispo de San Cristóbal Las Casas, Samuel Ruiz García, a quien se le amaga con aprehenderlo por encubrir las actividades guerrilleras del EZLN, pero el clérigo responde que esas acciones eran tan sabidas que inclusive el semanario PROCESO publicó un reportaje sobre las mismas meses antes del levantamiento armado.
En persecución de los rebeldes, el ejército avanza y ocupa nuevas posiciones pese a la tregua que prohíbe la modificación de las posiciones militares. La ofensiva fracasa porque el Sub Comandante logra escapar y su popularidad no resulta afectada por supuestamente haberse descubierto su nombre real.
Así quedará al descubierto la doble estrategia del presidente Zedillo: por un lado buscar negociaciones políticas con el EZLN mediante la Secretaría de Gobernación; por la otra, girar órdenes de aprehensión en contra de quienes integran su dirigencia por medio de la Procuraduría General de la República.
Ante la indignación popular por este doble juego, indignación que se manifiesta en multitudinarias manifestaciones en las calles de la capital de la República, el presidente Zedillo y la Comisión Legislativa de Diálogo y Conciliación en el estado de Chiapas, firmarán en el mes de marzo siguiente, la Iniciativa de ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en el estado, que será enviada, al Congreso de la Unión, que la discutirá y aprobará.
Con base en esta nueva ley se reanudarán las negociaciones de paz y se firmará el 9 de abril el “Protocolo de Bases para el Diálogo y Negociación del Acuerdo de Concordia y Pacificación con Justicia y Dignidad” entre el gobierno federal y el EZLN.
El día 22 de abril siguiente, se iniciará en San Andrés Larráinzar, el diálogo entre los zapatistas y el gobierno federal con la intermediación de Marco Antonio Bernal. El 12 de mayo el EZLN rechazará la propuesta gubernamental de distensión.
El 7 de junio se reiniciará el diálogo entre el gobierno federal y el EZLN, que días después, acordará con la Alianza Cívica Nacional y la Convención Nacional Democrática realizar una Consulta Nacional por la Paz y la Democracia, el 27 de agosto en todas las entidades de la República.
Durante el mes de julio, el EZLN organizará el Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, con una asistencia de tres mil personas de cuarenta y dos países de los cinco continentes y dos mil provenientes de México divididos en cinco mesas de trabajo.
Tras nueva negociación de las bases del diálogo en la comunidad de La Realidad, Chiapas, el 2 de octubre se reanudarán las pláticas de paz en San Andrés Larráinzar, pero el arresto de Fernando Yáñez Muñoz acusado de ser el “comandante Germán” pondrá en peligro las conversaciones. Al día siguiente será liberado y reanudado el diálogo.
Así proseguirán los encuentros y desencuentros entre el gobierno federal y el EZLN, que harán crisis con las sentencias de Javier Elorriaga Berdegué y Sebastián Etzin Gómez a 13 y seis años de prisión respectivamente, por delitos de terrorismo. El 6 de junio, después de una intensa campaña nacional e internacional por la liberación de los sentenciados, se revocarán las sentencias y serán liberados.
El año de 1996 terminará teniendo como actos relevantes la presencia en la capital del país de la “comandanta Ramona” el 12 de octubre en el Congreso Nacional Indígena, y en diciembre el rechazo de algunas formulaciones de la propuesta de la COCOPA por el presidente Ernesto Zedillo, así como aspectos fundamentales de los acuerdos ya aprobados en San Andrés.
Los siguientes años de final de siglo, el gobierno de Zedillo continuará su doble política contraguerrilla, que el 22 de diciembre de 1997 tendrá su más dolorosa expresión en Acteal, una comunidad ubicada a 50 kilómetros de San Cristóbal, en donde cuarenta y cinco tzotziles simpatizantes del EZLN serán asesinados por un grupo paramilitar armado. Asimismo, durante 1998 serán expulsados de México los activistas extranjeros y desmantelados violentamente, los municipios instaurados por simpatizantes zapatistas, lo que hará aumentar el desplazamiento de miles de indígenas, algunos de los cuales resultarán muertos en los diversos operativos.
En agosto de 1999, se registrará un nuevo enfrentamiento armado entre soldados y zapatistas, en el que serán muertos nueve de los primeros. Pero la proximidad de las elecciones presidenciales distraerá la atención de la opinión pública de la situación en Chiapas, en donde continuará una guerra de baja intensidad, llena de violencia, de represión, de acusaciones mutuas de soldados y zapatistas, y de nuevas muertes aisladas. La demanda que irá creciendo en importancia será que el presidente Zedillo acepte los Acuerdos de San Andrés, aprobados por el EZLN y la COCOPA.
Similar situación continuará durante el año 2000, pero ya con la intervención de elementos de la nueva Policía Federal Preventiva, PFP. Finalmente, el mismo día que asumirá el poder el presidente Vicente Fox, la comandancia zapatista informará que realizará la Marcha del Color de la Tierra hacia la capital mexicana en exigencia del cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés. Por su lado, el nuevo presidente, ordenará el retiro del ejército federal de la zona de conflicto, y ante este gesto, el Subcomandante Marcos aceptará reiniciar el diálogo siempre y cuando se desarticulen también los grupos de paramilitares que han venido realizando una guerra sucia contra los indígenas en rebelión.
Así concluirá el siglo XX, sin haber solución alguna.
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