Durante el virreinato la provincia y capitanía de Yucatán estuvo integrada por los territorios de los actuales estados de Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán (nominalmente también le correspondían el norte del Petén y de Belice).
Cuando en 1786 fue establecido el régimen de intendencias, Yucatán conservó estos territorios. Por la lejanía de la metrópoli, no se vio afectado bélicamente por el movimiento de independencia; aunque desde 1810 fueron difundidas ideas liberales.
En 1820, Lorenzo de Zavala formó la Confederación Patriótica que después se dividió en dos grupos: uno afecto al gobierno español y a la Constitución de Cádiz y otro, el de Zavala, que buscaba la independencia de la provincia, razón por la cual el gobernador Mariano Carrillo Albornoz prácticamente obligó a Zavala y a Manuel García Sosa a ir a Madrid como diputados a las Cortes, mientras los otros liberales eran hechos prisioneros. Al ser proclamado el Plan de Iguala, Echeverri, gobernador de Yucatán, proclamó la independencia y envió a dos representantes a negociar la incorporación de la provincia al Imperio Mexicano, lo que ocurrió el 2 de noviembre de 1821.
Al caer Iturbide, Yucatán se unió a la república, bajo la condición de que fuera federal, representativa y liberal; así, por la Constitución de 1824, Yucatán fue erigido como Estado Federal en ese mismo año y participó en la lucha política entre centralistas y federalistas a favor de la federación.
Durante el gobierno centralista, el Congreso del Estado rompió relaciones con México en tanto se restableciera el régimen federal. Entretanto, el Congreso aprobó el proyecto de independencia cuyo trámite fue detenido por el gobernador, Santiago Méndez, quien firmó con Texas un tratado de amistad, comercio y ayuda naval para prevenir un bloqueo por parte de México.
Santa Anna trató de controlar el estado por las armas, pero finalmente llegó a un acuerdo; sin embargo, expidió una ley aduanal que afectaba la economía de Yucatán y se negó a dialogar con los yucatecos, lo que motivó que el 1º de enero de 1846 la Asamblea Departamental de Yucatán declarara la ruptura entre dicha entidad y la Nación Mexicana. Ante el conflicto con Estados Unidos, Yucatán se manifiesta neutral. Al poco tiempo estalla la guerra de castas. El gobierno yucateco solicitó la ayuda extranjera, aún a costa de su soberanía.
Finalmente, en 1848, el gobernador Miguel Barbachano, envió una comisión ante José Joaquín Herrera para tratar el asunto y el gobierno mexicano le remitió armas y dinero para terminar con la guerra.
Es así como Barbachano decreta la reincorporación de la península a México.
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